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jueves, 15 de febrero de 2007

Historias de Cuarto Milenio

La historia ocurrió hace algún tiempo, y aunque parezca sacado de una película de Alfred Hitchcock, dicen que fue real y que pasó cerca del pantano de Alarcón, en Cuenca.

Un hombre estaba parado a la orilla de la carretera a medianoche haciendo autostop, mientras estaba cayendo una tormenta tremenda.

Pasó un tiempo pero nadie se paraba para llevarlo. La tormenta era tan fuerte que apenas si se alcanzaba a ver a unos 3 metros de distancia.

De repente, vio como un coche con las luces apagadas se acercaba lentamente y al final se detuvo frente a él.

El hombre sin dudarlo, por lo precario de su situación, se sube al coche y cierra la puerta. Mira hacia el asiento de al lado y se da cuenta con asombro de que nadie va conduciendo el coche.

El coche arranca suave y pausadamente. El hombre comienza a escuchar voces que susurran algo que no entiende, y oye jadeos y quejidos, pero, no hay nadie dentro del coche.

Mira hacia adelante, a la carretera y con horror se percata de que delante hay una curva.

Asustado, comienza a rezar e implorar por su salvación al advertir su trágico destino. Aún no ha terminado de salir de su espanto cuando, justo antes de llegar a la curva, aparece una mano tenebrosa por la ventana del chofer y mueve el volante lentamente pero con firmeza.

Paralizado por el terror y sin aliento, medio cierra los ojos y se aferra con todas sus fuerzas al asiento; inmóvil e impotente ve cómo sucedía lo mismo en cada curva del oscuro camino, y los quejidos y jadeos aumentaban en cada momento, lo que le provoca ba tal espanto que cada vez se acurrucaba más en el asiento.

De pronto escucha unas voces jadeantes que le dicen:

- No te escondas, que te vemos,....¿por qué te escondes?.

Totalmente helado por el pánico, tras varios segundos sin atreverse a contestar, y ante la insistencia de las voces que le repetían lo mismo una y otra vez, responde:

- ¡Por favor no me hagais nada!, ¡Por favor no!.

A lo que escucha un voz ronca, fuerte y clara que le dice:

-¿Que no te hagamos nada "cara dura"?, como no salgas del coche y empujes como los demás, te vamos a inflar a guantazos.

4 comentarios:

Bender dijo...

Jaja, cómo ha cambiado el cuento. Esto sí que es un giro argumental como Dios manda.

Micalet dijo...

Y tanto, aunque se ve venir un poco lo que sucederá, es bastante divertido el final.

Anónimo dijo...

esta bastante bien,,,jajajaj,,a mi se me kedo cara de tonta al final,,,jajaj.me ha gustado

Anónimo dijo...

jajaja taa tO uapO xDD aaL pRiinCiipio taaBa tO caGaa xrO eeL fiinaL maa djaO tO tOntaaa xDD